El paso de una impresora de tinta
a un láser en entornos de trabajo domésticos, suelen provocar infinidad de
consultas provocadas por el desconocimiento provocado por las enormes
diferencias de sistema de impresión entre una impresora de tinta y una láser.
En los meses de verano, algunos
usuarios de impresora láser, nos suelen preguntar que si le pasa algo a su
impresora; ya que cuando imprimen ven salir humo de la propia impresora.
Lógicamente uno se asusta cuando ve salir humo de cualquier aparato
electrónico; pero además de humo debemos valorar la existencia o no de olor a
quemado, lo cual nos llevaría a pensar que realmente algo raro le está pasando
a ese aparato.
Realmente lo que vemos es vapor de
agua que se produce por la evaporación del agua en suspensión en el aire que
nos rodea. Las impresoras láser fijan el tóner al papel por calor, gracias al
fusor. El fusor trabaja a una temperatura que oscila entre los 150 y 180ºC. Esto
sumado al hecho que las impresoras no tienen ventiladores internos para disipar
el calor, hacen que la humedad y el
calor producidos por el proceso de impresión se disipen a través de las áreas
de ventilación en la parte posterior de la impresora, justo donde se encuentra
el fusor que se encarga de calentar el aire además de la hoja y el tóner,
provocando la evaporación del agua en suspensión, por consiguiente vapor que
confundimos con humo.
Hay que tener en cuenta que la humedad
además de estar presente en el aire puede estarlo también en el papel. Cuando
el papel que ha absorbido la humedad se calienta rápidamente, el aire caliente
y húmedo del papel abandona el producto y se encuentra con aire más fresco, lo
que también produce vapor.
Así que si en estos días de mucho
calor y humedad sacad a refrescar vuestros equipos electrónicos.
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