En la era en que nadie quiere
quedarse fuera de nada, nadie quiere perder competitividad con respecto a su
competencia, hay que estar en todas las redes sociales, hay que aplicar
metodologías ágiles, hay que tener la última tecnología de la información
disponible, hay que ser una ‘industria 4.0’... y otras tantas cosas, por
si fuera poco, ahora también hay que tener una impresora 3D en la empresa,
¿o no?
Es evidente que no todas las
empresas van a necesitar una impresora 3D y ni siquiera van a necesitar un
servicio externo de impresión 3D, pero la experiencia que tenemos nos lleva a
pensar que hay mucho potencial en incorporar impresión 3D a muchos negocios.
En muchos casos, un mal
asesoramiento o simplemente ningún asesoramiento, hace que empresas adquieran
costosos equipos que no son los adecuados para ellos y que pueden caer en el
desuso con el consiguiente coste que esto representa. En nuestra experiencia
hemos podido detectar muchos de estos casos, en algunos de ellos a tiempo, pero
en otros, lamentablemente, ya era tarde.
Para saber si la impresión 3D en
general, y la adquisición de equipos en particular, aportará algo de valor a
una empresa hay que hacer un estudio y un análisis adecuado, explorar los usos
que podrá tener en la empresa, la necesidad de formación, qué tecnología (hay
multitud de ellas a cual más compleja), qué materiales podrá usar, qué podrá
hacer y qué no.
Los usos que podemos darle a la
impresión 3D en las empresas son casi interminables, desde la realización de
prototipos funcionales o conceptuales, hasta piezas finales, pasando por
utillaje, piezas artísticas y ornamentales, moldes, maquetas, repuestos,
merchandising … todo lo que conlleve fabricar piezas es susceptible de ser
realizado por impresión 3D, desde plásticos hasta metales, e incluso cerámica,
material comestible, material biocompatible o morteros de construcción.
En muchos casos sólo hay que
tener los pies en el suelo y saber que no vamos a amortizar una impresora 3D de
metal de 500.000 euros para fabricar papeleras, a no ser que sean papeleras ‘de
diseño’ y se vendan a precio desorbitado.
Es muy importante el análisis
previo, para adecuar el equipo a adquirir con las necesidades y posibilidades
reales de su uso en la empresa.
No siempre es viable la
incorporación de un equipo de impresión 3D a nuestra empresa, hay muchos casos
en los que la solución pasa por usar un servicio externo, pero, ojo, no todos
los servicios de impresión 3D son iguales, hay que seleccionar cuidadosamente a
aquellos que realmente se dedican a la fabricación de prototipos o tiradas
cortas y no caer en las redes de particulares y aficionados que se ofrecen a
ello sin ningún tipo de experiencia ni conocimiento y que es más que probable
que acaben por no cumplir con los requisitos de nuestra petición.
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