En los últimos años las empresas
dedicadas a las artes gráficas se han visto en la necesidad de cambiar de un
modelo de industria orientada a la fabricación a una industria de servicios. Muchos
profesionales de este sector identifican la necesidad que tienen las imprentas
de adoptar nuevas estrategias. Urge a los impresores a ir más allá de ser
simples suministradores, trabajando a partir de ahora más de cerca con clientes
y marcas para convertirse en proveedores de servicios de valor añadido en la
cadena del marketing y de la comunicación.
Así, las imprentas, necesitan
cambiar su mentalidad y focalizarse más en ofrecer soluciones y servicios y no
tanto en vender productos. Un director de Marketing no necesita un catálogo
impreso, requiere una solución que le permita transmitir un mensaje, que
seguramente será diferente, para cada uno de sus potenciales clientes.
Identificar las reales necesidades de los clientes permitirá desarrollar nuevas
e interesantes ofertas. Por supuesto, un cambio de mentalidad requiere invertir
tiempo y recursos, pero merece la pena este esfuerzo si al final conlleva que
la empresa sea vista como un eslabón de alto valor en la cadena del marketing y
del desarrollo del producto, en lugar de un mero proveedor de papel impreso o
de un envase impreso. Por ello este sector pasará de ser una industria de
productos a una industria de soluciones y servicios.
Las empresas de artes gráficas
sienten la creciente tendencia que se aprecia hacia tiradas cada vez más
cortas, trabajos bajo demanda, los cuales se están viendo facilitados por los
avances conseguidos en materia de tecnología de impresión digital. Los altos
volúmenes de impresión irán disminuyendo con el tiempo para pasar a una impresión
por demanda.
Un ejemplo perfecto de por qué
las tiradas cortas, los trabajos a demanda, se están haciendo tan populares lo
encontramos en los libros de texto para los colegios. No tiene sentido tirar
miles de copias cuando es muy probable que se requiera actualizar estas
publicaciones en poco tiempo. Con la tecnología digital, las escuelas pueden
imprimir las copias que necesiten, cuando las necesiten, y actualizar sus
contenidos también cuando así lo requieran, para mantener las materias
educacionales tan actualizadas como sea posible.
A pesar de vivir en la era
digital como, siguen existiendo grandes oportunidades de crecimiento en el
desarrollo de productos a los que el cliente da una nueva función, un valor
añadido o un valor emocional, como pueden ser las fotos. Siempre habrá personas
que valoremos más lo impreso que lo digital; por ejemplo, para mucha gente las
fotos impresas mantienen un lugar especial en nuestras vidas. Echar un vistazo
a esas fotos en un ordenador portátil no es lo mismo que verlas en un álbum.
También las revistas serán cada vez más funcionales para los lectores,
especialmente con la tendencia que se aprecia a tiradas cada vez más cortas.
Si hablamos de revistas,
impresión comercial o packaging, los códigos QR, las URL’s personalizadas o la
realidad aumentada suponen una amplia variedad de fórmulas para hacer
interactiva la impresión y para introducir a ésta dentro de las estrategias de
comunicación digital. Las imprentas ven en las alternativas digitales a la
impresión una amenaza de destrucción a su negocio de impresión. Pero lo cierto
es que esta amenaza seguirá estando ahí, con ellos o sin ellos, por lo que
hacer sus imprentas más interactivas aumentará la vida y el valor de sus
negocios. Además, añadirá valor si complementa un folleto impreso con los
nuevos recursos para tablets o smartphones, como audios, videos y demás.
Si bien es cierto que el volumen
de impresión comercial continuarán cayendo, los trabajos de packaging y
etiquetado llevarán el camino opuesto.
La sostenibilidad va a ganar cada
vez más importancia, con un creciente número de marcas que usarán sus
credenciales verdes o medioambientales como factor competitivo. Por este fin, las
empresas que operen en la industria del papel deberían ser más activas a la
hora de comunicar sus acreditaciones e iniciativas centradas en la
sostenibilidad, particularmente cuando en un futuro las empresas digitales sean
analizadas más en profundidad en materia medioambiental que ahora. Entre el
público, el papel todavía es visto como un ‘tipo malo’, a pesar de que la
producción no es tan dañina como la gente se piensa. En EE UU, por ejemplo, se
plantan más árboles que los que se talan. En comparación, lo digital sigue un
camino más abierto porque mucha gente desconoce aún el impacto medioambiental
que producen los residuos electrónicos. Las empresas del papel pueden invertir
esta situación haciendo ver sus ventajas.
No hay que luchar contra lo
digital. Está ahí para quedarse. Por tanto, la impresión y lo digital pueden
coexistir y complementarse. Las imprentas y los proveedores deberán centrarse
en aquellas áreas donde el papel y la impresión puedan jugar un papel
importante y puedan añadir un valor imposible para lo digital. Al fin y al
cabo, no importa lo que evolucione lo digital porque al final nunca podremos
descargarnos un helado. Siempre necesitaremos un packaging para ese helado.
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