Impresión digital, personalizada
y bajo demanda, interactividad de los productos gráficos con los medios
on-line, web-to-print, electrónica impresa, impresión 3D… Son las últimas
tendencias que están revolucionando el sector de la impresión. Traen consigo
innovadores modelos de negocio y diversas posibilidades de reinventarse o
reposicionarse para las más de 10.000 empresas gráficas de nuestro país.
Hacerlo en tiempos de crisis y de cambios acelerados es más difícil, pero, a la
vez, también más urgente.
Ayer sólo imprimían grandes
cantidades de papel. Hoy, tienen que convertirse en proveedores de servicios de
comunicación gráfica que siguen siendo especialistas del pliego, la hoja o la
bobina pero que, además, son capaces de imprimir productos únicos bajo demanda
sobre cualquier material, de usar plataformas de comercio electrónico para
contactar con sus clientes y de buscar la máxima interactividad con las nuevas
tecnologías.
La industria gráfica vive una
auténtica reconversión a velocidad de vértigo, obligada a adaptarse al boom de
los medios digitales, los nuevos hábitos de consumo y la crisis. Muchas
empresas del sector han hecho de la necesidad virtud y están dando un giro a su
modelo de negocio. De todo esto y más se ha hablado en la feria Graphispag Digital
2013, un salón donde hemos visto nuevos equipos de impresión digital,
innovadores soportes, flujos de trabajo, software y aplicaciones gráficas de
última generación, así como numerosos espacios de inspiración para descubrir
los ámbitos donde la impresión tiene aún gran potencial de crecimiento.
El presidente de
graphispag.digital, Rafael Farrés, nos ha recordado que: "el desarrollo
futuro del sector no vendrá por el incremento de volumen de productos impresos,
sino por el incremento de valor de esos productos". Y más valor, añade,
significa "ampliar la oferta de productos y servicios e interactuar con
medios electrónicos gracias a tecnologías como la impresión bajo demanda, la
impresión interactiva –códigos QR, realidad aumentada o etiquetas inteligentes–
o el web-to-print”.
En esta línea, muchas empresas ya
utilizan tecnologías híbridas, que combinan los sistemas tradicionales como el
offset con la impresión digital para aumentar flexibilidad y reducir costes.
Otros se han decantado por la
especialización (gran formato, packaging, impresión textil o la “impresión
verde...) Y, mientras, aparecen en el horizonte negocios emergentes basados en
la impresión digital sobre cualquier soporte, la impresión electrónica y la de
objetos tridimensionales.
¿La impresión convencional tiene futuro?
Cualquier impresor que no
reaccione y simplemente espere un repunte de la economía se llevará una
sorpresa, ya que los volúmenes de producción perdidos nunca volverán. El
declive de la impresión convencional persistirá a corto plazo por la
desaceleración económica global que vivimos y a largo, por el impacto y la
competencia de los medios digitales.
La impresión convencional seguirá
disminuyendo cuando el producto impreso preste peor servicio que el digital, y
se mantendrá o crecerá cuando aporte valor o no sea reemplazable, como el
packaging o las etiquetas. Por eso, es recomendable buscar sinergias entre el
producto impreso y el digital. Las empresas que sepan ofertar a los usuarios de
las redes sociales la posibilidad de comunicarse también a través de productos
impresos, podrán generar muchas impresiones desde los medios sociales. Y es que
las tendencias en hábitos de consumo son claras: acceso, generación y disfrute
de la comunicación desde dispositivos móviles, personalización y segmentación y
mayor participación del usuario final en la creación y distribución de
contenidos.
Ante esto, la necesidad de las
empresas gráficas a adaptarse a los cambios parece evidente, aunque las
dificultades para obtener la financiación necesaria también.
De la pantalla a la imprenta
en un click
Y en esta coyuntura, las empresas
del sector encuentran en Internet su mejor aliado para operar en un mercado
global y contactar directamente con el usuario final. Implementar la tecnología
web-to-print es una de las mejores formas de conseguirlo ya que conecta el
departamento de producción con el usuario, que es quien decide el diseño de su
producto gráfico, vuelca el contenido que quiere y encarga su impresión
profesional.
Un ejemplo es Impresum.es que se
pasó al web-to-print tras 10 años como imprenta tradicional offset. "Nos
dimos cuenta que los procesos se eternizaban con el flujo de trabajo
convencional", explica Dani Matoses, responsable de atención al cliente.
Optaron por adaptarse a los nuevos hábitos del consumidor y ofrecer un servicio
a medida: "el usuario es el rey en internet y el que tiene el poder de
decisión, nosotros sólo podemos recomendarle". Impresum, además, añade un
plus a su oferta de valor: el green printing. "Fomentamos al máximo el uso
de papel reciclado, reducimos en lo posible los desechos y el consumo de
energía, no utilizamos químicos en la preimpresión y solo usamos tintas de base
vegetal".
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