Con frecuencia hemos hablado de
las inmensas posibilidades de imprimir desde la nube gracias a aplicaciones
como Brother iPrint&Scan, Google Cloud Print, AirPrint, etc. Ahora, ¿qué es
y cómo funciona la famosa nube? ¿Sabrías explicarlo? Nosotros vamos a intentarlo
por ti.
El Cloud Computing significa
acceder a una serie de servicios a través de Internet. Es decir, lo que
realizas habitualmente, día tras día: subir una foto al Dropbox, un documento
en Word al Sky Drive, o bien una canción al iCloud. Todo eso es Cloud Computing,
la famosa nube. Lo podemos hacer en cualquier lugar con una conexión a Internet
y un dispositivo móvil u ordenador a nuestro alcance.
Sin embargo, cuando hablamos de
Cloud Computing hemos de tener en cuenta que podemos elegir entre tres modelos
de servicio para sacar más partido del mismo, SaaS, PaaS e IaaS, cada uno de
ellos con sus propias características y particularidades.
• SaaS: o lo que es lo mismo, Software
as a Service. ¿Qué quiere decir? Que si queremos utilizar un programa
determinado no tenemos porqué adquirirlo. Por ejemplo, mediante una suscripción
on line podemos acceder a él cuando lo necesitemos.
¿Qué ventajas ofrece este modelo?
Sólo pagaremos por el uso de un programa si lo vamos a utilizar de una manera
puntual, y ya que la herramienta no está instalada en ningún punto, podemos
acceder a ella estemos donde estemos.
Un buen ejemplo de este modelo de
servicio es un gestor de contenidos o CMS, como puede ser el caso de WordPress,
o el mismo YouTube. Herramientas que nos permite aprovechar sus servicios en
cualquier momento, bien de manera gratuita, bien pagando una cantidad. Según lo
que precisemos.
• El segundo modelo es PaaS,
acrónimo de Platform as a Service. Para no complicarnos la vida, diremos que es
el mismo modelo que SaaS pero aplicado al hardware. O lo que es lo mismo,
si por ejemplo necesitamos un servidor para alojar una página web pero no
disponemos de dinero o no nos interesa comprarlo, pagamos por el uso que hagamos
del equipo en cuestión.
Así, las ventajas son similares a
las que obtenemos con el modelo SaaS. Además, de esta manera controlamos el
gasto que hagamos en los equipos que necesitemos para realizar cualquier
trabajo, sin necesidad de invertir en hardware que después no vamos a utilizar.
Ejemplos de este modelo hay muchos
y diversos en nuestra vida diaria. Por citar algunos de los más
habituales, destacan Google App Engine, que permite crear y alojar aplicaciones
en los mismos sistemas con los que funcionan las aplicaciones de Google, o
algunos servicios de Amazon.
• Por último, en la modalidad IaaS,
o Infraestructure as a Service, pagamos por disfrutar de determinados servicios
de infraestructuras que utilizamos puntualmente, tales como espacio en una base
de datos para almacenar clientes, o bien en un disco duro virtual, etc. Un
modelo ideal si lo que buscamos es ahorrar recursos y costes, pues contratamos
únicamente lo que necesitamos, y que podemos aumentar o reducir según nuestros
requerimientos puntuales. Estos servicios son mucho más profesionales, por lo
que a lo mejor no nos resultan muy conocidos: EC2 de Amazon y Azure, de Microsoft.
¿Qué modelo es mejor? No hay uno
mejor que otro; todo depende de nuestras necesidades, pero con ellos sólo
gastaremos en lo imprescindible, en aquello que necesitemos en cada momento.
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