En los pedidos de gran volumen de prendas de vestir decoradas, la
serigrafía adquiere ventaja en términos de coste y eficiencia. Pero, ¿qué
ocurre cuando un cliente le remite un pedido de 12 camisetas con imágenes de
ocho colores? ¿Y qué ocurre si el cliente menciona también la necesidad de
igualar artículos promocionales y/o rotulación? Como profesional de la
serigrafía, no podrá hacer mucho para ayudar a este cliente. Sin embargo, sí
que podría captar este volumen de negocio si la sublimación se encontrase entre
su catálogo de servicios.
La sublimación y la serigrafía son tecnologías complementarias que, en realidad,
no compiten entre sí. Por el contrario: mejoran las capacidades y la
rentabilidad de las imprentas que ofrecen ambos servicios. Estas son algunas de
las razones por las que las empresas de serigrafía deberían pensar en
incorporar la sublimación con el fin de mantener no solo la satisfacción de sus
clientes sino también la generación de ingresos.
Diversificación
En un mercado que no para de evolucionar en respuesta a las exigencias
cambiantes, la diversificación se ha convertido en una necesidad en cualquier
negocio de decoración de productos. Ya han pasado a la historia los días en que
una empresa se definía mediante una sola tecnología de decoración: serigrafía,
bordado, transferencias, sublimación... Una estrategia de este tipo conlleva el
riesgo de perder oportunidades de ingresos, ya que los clientes no tienen otra
elección que buscar otros proveedores capaces de satisfacer las necesidades de
unos hábitos de compra y una mentalidad en constante transformación.
Para las empresas de serigrafía, la sublimación es una magnífica opción.
Esta solución permite trabajar con pedidos reducidos y bajo demanda, y abre la
puerta a la posibilidad de ofrecer una gran cantidad de productos adicionales.
El proceso de serigrafía tiene sentido en pedidos de gran volumen; sin embargo,
los márgenes de beneficio se reducen en cuanto disminuye el número de camisetas
que se tienen que decorar. Una de las razones de este problema se encuentra en
el tiempo de inactividad más prolongado durante la producción. Las opciones del
color quedan además limitadas, ya que la serigrafía solo puede aplicar un color
al mismo tiempo.
Dado que la sublimación es un proceso digital, su empresa podrá ofrecer a
sus clientes camisetas decoradas con gráficos a todo color. Además, el proceso
de producción prácticamente no genera tiempo de inactividad, lo que permite
trabajar con pedidos reducidos y hacerlo de una manera rentable. Su empresa
podrá aceptar pedidos de impresión bajo demanda, así como productos adicionales
que sirvan de complemento al catálogo existente.
Por ejemplo, puede que a un cliente que quiera imprimir camisetas
deportivas le interese tener también tazas, productos promocionales o rótulos
de su equipo; pues bien, su sistema de sublimación le permite ofrecer ya estos
servicios. Las posibilidades de proponer nuevos artículos y de realizar ventas
cruzadas aumentan espectacularmente cuando se incorporan las capacidades de la
sublimación.
Economía
Es indudable que la debilidad de la economía ha modificado los hábitos de
gasto, tanto de los consumidores como de las empresas. En época de estrecheces,
la gente frena todo lo que puede sus previsiones de gasto. Por ejemplo, muchas
imprentas de serigrafía han visto cómo los clientes troceaban encargos grandes
en varios encargos más pequeños a lo largo de varios meses. Aunque un pedido de
doce docenas de camisetas no presenta problemas para la producción serigráfica,
doce pedidos de una docena de camisetas plantea otro escenario totalmente
distinto. En este tipo de situaciones, la sublimación puede contribuir a
salvaguardar la venta y también la relación con el cliente.
La sublimación es también una de las tecnologías actuales más económicas
para la decoración de productos. El coste de entrada al negocio de la
sublimación, que va desde los 600 € hasta los 2.250 €, resulta comparativamente
bajo. Un sistema básico de sublimación consta de un ordenador, una impresora de
escritorio compatible, tintas, papel transfer y una plancha o prensa de calor
(que, de hecho, supone el mayor gasto). Si ya dispone de una plancha y un
ordenador, el sistema básico le costará entre 600 € y 950 €. Una plancha de
pequeño tamaño de buena calidad le ofrecerá resultados óptimos; su coste puede
estar entre los 600 € y los 1.300 €.
Si valora el coste de añadir a su empresa una impresora serigráfica (7.000
€ o más) o un sistema de impresión directo a prenda (unos 14.000 €), la
conclusión es que la sublimación es una opción mucho más económica. Además, la
amortización de la inversión también es mucho más rápida. Los costes de
personal y los costes generales son muy bajos para la creación de productos
sublimados, mientras que el precio de venta al público de esos artículos es
mucho más elevado. Todo ello se traduce en un potencial de beneficio mucho
mayor y en una amortización de la inversión más rápida.
En lo que respecta al coste de los materiales, la sublimación genera un
proceso extremadamente económico, ya que el promedio de coste de la tinta es de
0,0004 € por centímetro cuadrado. El coste real se genera en tiempo, mano de
obra y gastos generales; así, los costes de tinta suelen ser inferiores al 5%
del coste total del producto acabado.
Velocidad de producción
En el mercado de la decoración de productos, la velocidad de producción
equivale a rentabilidad; en este caso, tanto las tecnologías digitales como las
analógicas tienen sus ventajas. La serigrafía está categorizada como un proceso
de impresión analógica. La impresión analógica trabaja con un sistema de
entrega que depende de la transmisión de colores individuales a un sustrato a
través de algún tipo de plancha, modelo, plantilla, pantalla, etc. con procesos
manuales de preparación.
La sublimación, por el contrario, es un proceso de impresión digital. La
impresión digital reproduce las imágenes computerizadas directamente a una
superficie mediante el uso de impresoras láser o de inyección de tinta; con
este proceso, los colores se crean según la demanda, y no es necesario emplear
plantillas, pantallas ni planchas para definir la imagen. En lugar de eso, las
imágenes se generan empleando diminutas gotas de tinta colocadas mediante una
codificación electrónica de la imagen.
Por su rápida instalación y configuración, la impresión digital es ideal
para tiradas cortas y pedidos bajo demanda. Además, presenta un espectro mucho más
amplio de producción cromática y, en el caso de la sublimación, puede generar
imágenes con calidad fotográfica.
La impresión analógica presenta tiempos de instalación y configuración muy
prolongados además de un tiempo de inactividad al final del trabajo, por lo que
resulta una solución prohibitiva en la impresión de tiradas cortas. Sin
embargo, en la producción de grandes volúmenes, la impresión analógica es más
económica que la digital. Por contra, la tecnología analógica siempre tendrá la
limitación del color, un aspecto que debe tenerse en cuenta a la hora de
compararla con las soluciones digitales.
El uso combinado de estas dos tecnologías permite incrementar la
rentabilidad de los negocios que solamente eran capaces de ofrecer una clase de
decoración de productos.
Consideraciones finales
La sublimación y la serigrafía van de la mano si lo que quiere es
proporcionar productos decorados a sus clientes. Si está pensando en incorporar
capacidades adicionales de impresión a su empresa, la sublimación ofrece la
mejor relación calidad-precio en términos de economía y de rentabilidad
potencial. No solo podrá satisfacer las necesidades actuales de sus clientes,
sino que también estará en condiciones, por fin, de aceptar pedidos pequeños
con plazos de entrega ajustados y de trabajar en nuevos mercados con una línea
más diversificada de productos. Una vez puesta en marcha esta estrategia de
diversificación, no tardará mucho tiempo en comprobar la gran diferencia en sus
márgenes de beneficio.
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