Una de las actividades básicas de
las oficinas y los espacios destinados a la actividad laboral son las impresiones.
Esta acción, independientemente del tipo de equipo de impresión que utilice
para llevarse a cabo así como la finalidad de los mismos, supone un alto consumo
en consumibles para las impresoras.
De ahí que expertos y ciudadanos
concienciados con el medio ambienten reclamen la puesta en marcha de medidas
destinadas a este fin, porque ¿sabemos en realidad cuál es la cantidad exacta
de cartuchos de tinta y tóner que se reciclan en la actualidad? ¿Es este dato
significativo o carece de importancia?
Para propios y extraños la
realidad en este sentido es bastante cruda, ya que únicamente tres de cada diez
usuarios recicla estos dispositivos. De esta cantidad de material de impresión
reciclado el 60% proviene de empresas de pequeño y gran tamaño, por lo que el
grado de reciclaje particular baja a cuatro de cada diez componentes que se
reciclan a día de hoy.
El dato tan bajo relativo al
reciclaje de componentes de impresión por parte de los usuarios individuales
indica la falta de concienciación que existe en la sociedad actualmente así
como la carencia de accesibilidad a depósitos o centros de reciclaje
especializados.
Cabe destacar que la labor del
reciclaje es “importantísima” para la preservación del medio ambiente. De modo
que, a pesar de que en la actualidad se reciben una cantidad reseñable de
cartuchos de tinta y tóner vacíos para
su reciclaje, es necesario concienciarse mucho más en este sentido.
Actualmente en España se utilizan
cada año cerca de 32 millones de cartuchos. De ellos, apenas se recupera el 20%
del total de los que se usan. Un resultado muy bajo en comparación con las
políticas de reciclaje que siguen los fabricantes. En cuanto al resto de Europa,
tanto empresas como ayuntamientos cuentan con programas de reciclaje de los
tóner y cartuchos de tinta. En este sentido, es Alemania el país que mayor
porcentaje de componentes de impresión reciclados llevan a cabo.
Efectos del reciclaje
Recordemos que el impacto
medioambiental en el proceso de descomposición de un tóner o cartucho es
elevado y duradero. De hecho, estos objetos tardan aproximadamente cien años en
descomponerse en su totalidad.
De ahí que se incida tanto en la
necesidad de reciclar aquellos componentes susceptibles de formar parte de este
proceso. Una tendencia por la que ya han optado muchas empresas pero que hace
falta que se extienda al 100% del tejido productivo y empresarial español.
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