Las impresoras 3D han
evolucionado mucho, tanto en lo que respecta a modelos, funciones, precio y,
fundamentalmente, demanda de las mismas. Es por ello que en el ámbito de
oficinas técnicas de ingeniería y arquitectura empieza a observarse su
presencia. Sin embargo, ¿Son estos aparatos tan necesarios como se están
intentando ver? A continuación analizamos las razones por las que se deben
adquirir y los motivos por los que no.
Dentro de los aspectos positivos,
destaca el que hace referencia a que las impresoras 3D son máquinas que se
pueden utilizar para innovar. Así, contar con una impresora de estas
características significa tener una aliada en la oficina en todo lo relacionado
con la innovación y la resolución de problemas.
Del mismo modo, este tipo de
aparatos permite a sus usuarios diseñar e imprimir aquellas cosas que
necesitan. En este sentido, los principales beneficiados son los sectores de la
industria, que hacen desde piezas de emergencia a souvenirs. Una manera de
cambiar las funciones del negocio.
Por último, dentro de los
aspectos más importantes, las impresoras en tres dimensiones destacan porque se
trata de un aparato que democratiza el proceso de la manufacturación. Así, en
algún momento las personas podrán imprimir las piezas que se rompen de un producto
dado o crear un nuevo elemento para mejorarlo.
Sin embargo, las impresoras 3D
también pueden resultar contradictorias en el ámbito de una organización
empresarial. Así, se pueden convertir en un juguete caro para los miembros de
la misma. Ello se debe a que a pesar de la bajada de su precio, estos aparatos
de reciente creación requieren una inversión considerable, a la que hay que
sumar sus consumibles, no necesariamente baratos.
Del mismo modo, para utilizarlas
correctamente, es necesario contar con profesionales competentes y capacitados
para su uso. Así, es importante que el equipo esté motivado y concienciado en
su utilización, para lo cual deben destinar muchas horas a aprender su
funcionamiento.
Finalmente, otro de los límites
con los que cuentan este tipo de impresoras es precisamente su reducida
capacidad de actuación. Y es que aunque se nos anuncie que son capaces de hacer
todo, lo cierto es que en la actualidad las impresoras en tres dimensiones
funcionan para hacer piezas pequeñas, por lo que aún su desarrollo concreto
está por ver.
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