¿Por qué es necesario que las empresas de personalización de productos
gestionen el color a la hora de trabajar con la impresión por sublimación? Hay
muchas razones para ello, que van desde la necesidad de convertir los colores
de la pantalla a la impresora hasta el propio proceso de sublimación, que no
permite mostrar el color de tinta verdadero hasta después de aplicar calor y
presión. En el marco del Mes de la Gestión Digital del Color, Sawgrass explica
el proceso de gestión del color y por qué es tan importante que las empresas de
personalización lo entiendan y lo apliquen correctamente.
¿En qué consiste la gestión del
color?
Los colores que se ven en la pantalla nunca coinciden con exactitud con los
de los trabajos impresos. Esto es debido a que los colores de las pantallas se
generan por la combinación de tres colores: rojo, verde y azul (RGB). En
cambio, las impresoras digitales utilizan entre cuatro y ocho colores de tinta
para reproducir la imagen de la pantalla. CMYK (cian, magenta, amarillo y negro)
es el estándar para la impresión digital en cuatro colores.
Los monitores de los ordenadores emiten color en forma de luz RGB. Aunque
todos los colores del espectro visible se pueden producir combinando la luz
roja, verde y azul, los monitores únicamente son capaces de reproducir una gama
de colores limitada del espectro visible.
Los productos impresos absorben o reflejan longitudes específicas de luz, a
diferencia de una pantalla que emite luz. Los pigmentos o colorantes de color
cian, magenta y amarillo funcionan como filtros, restando de la luz blanca
distintas tonalidades de rojo, verde y azul para producir una gama selectiva de
colores espectrales.
Como puedes observar, hay una clara diferencia en el funcionamiento de
ambas maneras de generar color. Una es aditiva; la otra es sustractiva. En la
decoración de productos digitales, el diseño se realiza en un entorno aditivo
(RGB); después, la impresora y el software convierten estos colores de modo que
puedan ser utilizados en un entorno sustractivo (CMYK). La gestión (o
corrección del color) es el proceso de ajustar esta transformación cromática de
modo que permita producir resultados de la máxima calidad en el sustrato
elegido.
Retos específicos planteados por la
sublimación
Con la sublimación de tintas entra en juego otro elemento del proceso de
control del color. Cuando el papel transfer de sublimación de tintas se plancha
sobre el sustrato, la tinta se transforma en un gas que se adhiere a los
polímeros del sustrato. Durante este proceso de “gasificación”, algunos colores
se transforman; por eso, el producto acabado no tiene el mismo aspecto que la
imagen original de la pantalla.
Puede que también observes que los colores de la tinta impresa en el papel
transfer difieren bastante de la imagen final que se crea al aplicar el calor y
la presión. Esto es debido a las características químicas del proceso de
sublimación de los tintes, y es otro factor que obliga a aplicar un proceso de
corrección del color.
Con la sublimación, estas cuestiones deben abordarse en cada combinación de
tintas e impresora concretas. En circunstancias extremas, puede que sea
necesario corregir el color para todas las combinaciones de sustratos y tintas
de impresora y papel de transferencia. De todos modos, una serie de pruebas
exhaustivas han demostrado que, en la mayoría de los casos, un papel transfer
de buena calidad no afecta al color final. Por eso te recomendamos utilizar
únicamente un papel
de alta calidad.
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