La tecnología WiFi ha marcado un
avance importante en prácticamente todos y cada uno de los sectores
tecnológicos a día de hoy, contribuyendo no sólo a facilitar conexiones a
Internet sin cables, sino también a la creación y reorganización de espacios de
trabajo.
A pesar de todo, los más
tradicionales se siguen preguntando por qué necesitan realmente impresoras con
conexión WiFi, y lo cierto es que la respuesta es muy sencilla:
- Comodidad: una impresora con WiFi no depende del
cableado para instalar configuraciones en red y permite, por tanto, una mayor
libertad a la hora de su colocación y uso en la oficina. Así, si tenemos una
impresora conectada físicamente a un PC eso no impide que podamos utilizarla
con otros colocados a su alrededor, siempre que utilicen la misma red WiFi. Si
quisiéramos conseguir lo mismo con una impresora sin WiFi lo tendríamos muy
complicado.
- Funcionalidad y flujo de trabajo: la conexión
inalámbrica nos permite acceder de forma rápida y simple a funciones avanzadas,
como por ejemplo la impresión móvil, pero también nos permite conseguir una
importante mejora en el flujo de trabajo, ya que podemos jugar con la
colocación de la misma en diferentes zonas de nuestra pyme y mejorar el acceso
a la misma de los trabajadores.
- Adaptabilidad: gracias a su casi nula
dependencia del cableado se adaptará fácilmente a cualquier cambio de
disposición en nuestra empresa, lo que nos facilitará la reasignación y
reorganización de nuestros equipos de impresión con WiFi. Esto se traduce, a su
vez, en una mayor vida útil.
Podemos concluir que la conexión
WiFi en una impresora aporta valores importantes que contribuyen, en
definitiva, a amortizar casi de inmediato el pequeño extra que marca dicha
función en el precio de la misma.
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