Ante la difícil tarea de decidir
qué tipo de tecnología o impresora le conviene a mi empresa o departamento,
conviene tener claros ciertos aspectos como la funcionalidad que queremos de la
misma, la cantidad de trabajos que realizaremos mensualmente, y sus
posibilidades de ampliación, con la mente puesta en el coste de los
consumibles. No debemos olvidar que el modelo de negocio utilizado por los
fabricantes siempre ha funcionado de forma que cuanto más bajo es el precio
inicial del equipo, más elevado viene a ser el coste de los recambios o
consumibles. De este modo, los beneficios de los productos de bajo coste solo
resultan rentables en las ocasiones que se imprime muy poco, con lo que se
elimina la necesidad de reponer consumibles de manera constante.
Los sistemas de inyección de
tinta han calado hondo en entornos domésticos y siguen su expansión en
soluciones de impresión y equipos multifunción departamentales. Sus velocidades
de proceso se han equiparado bastante con las de otras tecnologías, como pueda
ser la Láser, y además, pueden dotar de una calidad envidiable a los trabajos
realizados. De hecho, ofrecen una velocidad y calidad competitivas, con el
extra de brindar mayor flexibilidad a la hora de imprimir sobre diferentes
materiales y formatos. Podemos introducir en la bandeja de entrada hojas de
calidad fotográfica o Premium para conseguir resultados sorprendentes. No
obstante, a medida que el ciclo de trabajos impresos se eleva, la velocidad de
los modelos con tecnología láser acaba desplazando al resto.
De hecho, las impresoras láser
LED color han heredado todo el conocimiento de los modelos monocromo que
surgieron años atrás, para ser capaces en la actualidad, de gestionar y
administrar los trabajos que llevan a cabo los trabajadores o usuarios. De este
modo, disponen de control de acceso a sus funciones dentro de las
organizaciones, con el fin de evitar el mal uso de las mismas. Es la mejor
metodología para controlar el gasto de papel y consumibles, otorgando licencia
de impresión a color a aquellos que lo necesiten para desarrollar su trabajo.
Es recomendable estudiar con
detenimiento las especificaciones de velocidad del motor, ya que puede que no
reflejen determinados patrones de uso. No obstante, ofrecen alguna indicación
de lo que la impresora podría conseguir en condiciones óptimas. Una impresora
con una velocidad de impresión menor a las 20 páginas por minuto será probablemente
bastante lenta; un rango de entre 20 a 40 ppm es adecuada para la mayoría de
las oficinas; por encima de este valor, se encuentran las que son apropiadas
para grandes volúmenes de impresión.
Pero ¿Qué sucede con los
diferentes formatos de papel existentes? ¿Y si necesitas tamaños y grosores
especiales para trabajos específicos? Las impresoras modernas pueden manejar
sobres, etiquetas, y tarjetas sin problemas gracias a recorridos del papel más
directos, independientemente del tipo de tecnología de impresión empleada. En
los modelos láser de gama, es posible incluso encontrar unidades de finalización
o acabado, y alimentación especial para la recopilación, grapado y apilado de
sobres y postales.
Encontrar la mejor impresora para
el negocio no tiene porqué resultar ni difícil ni caro. Todas las tecnologías
trabajan adecuadamente en mayor o menor medida, así que es importante que te
centres en las funcionalidades y capacidades que necesitará el departamento en
cada caso.
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